«La avaricia es un continuo vivir en la pobreza por miedo a ser pobre» – Anónimo
La Filmoteca de Catalunya, dentro del ciclo «Melodrames creuats», nos propone el clásico «Greed» del director austríaco Erich Von Stroheim.
Cuenta la historia de John McTeague, un hombre de mediana edad que trabaja de minero en el subsuelo de Placer County (California) justo en la época de la fiebre del oro donde el metal dorado era el objeto valor mas deseado por todos.
Un dentista ambulante llega a Place County a ofrecer sus servicios y, casualmente coincide con la madre de John. Dada esa puntual cercanía, ella ve que el dentista puede ser la salvación de John puesto que no le gusta que sea minero. Así es como la mujer le ruega al dentista que se lleve a su hijo de aprendiz.
El dentista accede y se se compromete con la madre de darle una nueva profesión a su retoño. Poco a poco, con el paso del tiempo, John aprenderá el oficio e irá ejerciendo como tal hasta establecer una consulta con su nombre en San Francisco.
Marcus Schouler, amigo de John, lleva a su prima, y futura prometida Trina Sieppe, a la consulta para que se haga un tratamiento dental. Trina y John hacen buenas migas desde su comienzo y la relación empieza a establecerse a otro nivel.
En el trato, John empieza a enamorarse de Trina y este acaba cayendo en sus redes. Al mismo tiempo, Trina prueba fortuna comprando un billete de lotería y, azares del destino, es agraciada con la cifra nada despreciable de 5.000 dólares de principios del siglo pasado.
Finalmente John y Trina se dan el «si quiero» y deciden irse a vivir a un pequeño apartamento pese a nadar en la opulencia, sobre todo porque Trina, que es la que tiene el dinero, se niega a sacar ni un centavo del premio del baúl donde lo tiene escondido.
Marcus, después del varapalo de perder a su futura y el posible dinero de esta, lo abandona todo y se marcha al campo para cambiar de vida, entre ello para dedicarse a la ganadería, eso si, sin antes atacar a John donde mas le pudiese doler; informando a las autoridades que este ejerce como dentista sin tener titulación alguna, lo que le causará el cierre de la consulta y, con ello, la ruina total.
Pese a esa situación de desempleo, Trina sigue sin dar su brazo a torcer y hace del dinero una obsesión hasta el punto de recontar y sacarle brillo a las monedas todos los días, eso si, sin gastarlo en nada, solo con afán de mantenerlo a «buen» recaudo. Sin «dinero» solo les queda sobrevivir malvendiendo sus pocos objetos de valor que tienen en el minúsculo apartamento.
John llegado a este punto de miseria, decide refugiarse en el alcohol, así que entre trago y trago pasa las penas de tener a una esposa huraña y a no poder hacer nada para cambiar su situación. Sin trabajo y sin futuro las discusiones son diarias hasta que llega la última en la que acaba con su vida y se larga con todo el dinero que ella guardaba afanosamente.
Varios caza recompensas andarán por él, entre ellos Marcus quien acaba por encontrarlo por su cuenta sin saber que su avaricia y sus ansias de venganza acabarán pasándole factura a el también en ese lugar tan inhóspito. El calor que allí se cuece es insoportable, pese a ello tanto John como Marcus seguirán en su lucha, forcejearan y hasta Marcus, al ver que el caballo de John escapa, le dará matarile. En ese tiroteo, la poca agua que quedaba en una de las cantimploras de John, se pierde al ser perforada por una de las balas de la pistola de Marcus, y sin agua están sentenciados.
Ahora John automáticamente se convierte en un delincuente, un acaudalado prófugo de la justicia que deberá esconderse del mundo. Sin saber hacia donde dirigirse, toma el camino equivocado en dirección a Death Valley, el lugar más extremo en cuanto a calor y a que nadie pueda salir con vida de allí. Pese a ello, parte junto a un caballo con algo de agua, provisiones y, por supuesto, siendo el guardián de la fortuna de su esposa.
Todo acaba cuando John mata a Marcus, un Marcus que se había esposado a él antes de ser ejecutado. Ahora John está en mitad de un desierto sin agua y esposado junto a un cadáver, donde el dinero no le valdrá para salvarlo de morir allá.
A destacar la forma en que tiene Erich von Stroheim de narrar la codicia humana, de como algo que debería ser un medio de subsistencia, se convierte en el valor de vivir o morir donde todo vale con tal de tener más , más y más sin valorar las consecuencias de nuestros actos. Un retrato de algo que fue, es y será desgraciadamente perdurable mientras el mundo sea mundo y no otra cosa.
Escrito por Rodolfo Monserrat
Celuloide con alma 